San Lorenzo volvió a ganar, volvió a sonreír. Nada mejor que en un clásico, y ante el rival de toda la vida. Fue 3 a 0, por momentos con baile. Una victoria que nunca estuvo en duda y que renuevan la ilusión del hincha Azulgrana.
Las condiciones estaban dadas para vivir una fiesta. La gente reventó la tribuna y aportó el cotillón y colorido habitual para teñir el Bidegain de papelitos y bengalas. Dos equipos con presentes algo similares si se mira con poco detalle, con malas rachas y lejos de triunfos. Pero con ambiciones distintas.
El Ciclón necesitaba ganar para cortar la racha sin triunfos y volver a soñar y prenderse en el Clausura. Huracán iba por los tres puntos, en busca de escaparle al tan temido descenso y la Promoción, lugar donde se encuentra actualmente. Realidades totalmente opuestas si se tiene en cuenta esto último.
De entrada, San Lorenzo se mostró algo más ambicioso y empezó a crecer en el juego poco a poco. No se había llegado al minuto de partido, que ya Velázquez había tenido su primera chance con un débil remate. Huracán tenía un poco más de posesión de pelota en los primeros minutos y presionaba con mucha gente la salida del rival. La idea era ganar la pelota en la salida del rival y lastimarlo mal parado en el fondo.
El plan de poco sirvió, porque no funcionó. A los 4 minutos, tuvo una de las únicas chances del partido, con un cabezazo débil de Zárate, que resolvió tranquilamente Migliore. De ahí en más, fue casi todo del local. Si bien Romagnoli estuvo muy volcado sobre la izquierda, se veían algunas asociaciones suyas con Ortigoza y con los hombres de ataque.
Las chances venían una tras otra. Con remates de media distancia como el de Pereyra que se iba desviado, o cabezazos del capitán Tula, que finalmente jugó, pero sin dirección. A poco del final de la primera etapa, llegarían dos de las chances más claras de los primeros 45.
El paraguayo goleador combinó con Salgueiro, este último habilitó al Pipi, quien mano a mano la picó ante la salida de Monzón. La pelota salió apenas afuera, pegando en la parte externa de la red. Casi sobre la hora, una avivada de Salgueiro tras hacer rápido un tiro libre, dejó mano a mano a Velázquez, que ante la salida del ¨1 ¨ rival, definió cruzado, pero el palo le dijo que no. La suerte no estaba del lado de los de Tojo hasta ese momento y así se iban a los vestuarios.
En el complemento, el Ciclón siguió dominando. Y los goles no tardaron en llegar. Iban 8 minutos, cuando Facundo Quiroga paró un centro que iba para el paraguayo delantero del Ciclón, con la mano: penal y roja directa. Ortigoza lo cambió por gol y se dio el gusto de festejar por primera vez con la camiseta Azulgrana.
A los 15, Salgueiro, uno que probó mucho con remates de media distancia como suele hacer seguido, recibió un remate de 40 metros de Carmona, que logró bajar y dominar, para eludir a un desesperado arquero y definir con el arco vacío. Las ilusiones de los de Pompei se desvanecían, y con un jugador menos, la diferencia era abismal.
Para colmo, a los 23 el que se iba a sacar la mufa de la sequía goleadora, era el propio Velázquez, tras cabecear un preciso centro de Aureliano. Con el 3 a 0 a favor, San Lorenzo dominó a su antojo. Y pudo haber ampliado más la goleada, pero no acertó al arco rival.
Los espacios en la última línea visitante, cada vez eran más grandes. Huracán movió el banco, buscando una reacción milagrosa que no tendría efecto. Llegó apenas dos veces más, con remates de media distancia de Brítez Ojeda y otro del ingresado Maidana. Poco para un equipo que quiere mantener la categoría.
La suerte ya estaba echada. Con la goleada consumada, los ¨ole¨ no tardaron en bajar de la tribuna. La gente festejó la humillación y goleada ante el rival de toda la vida, ese que cada día está más hundido y corre serios riesgos de descender, al que le lleva una diferencia enorme en el historial, y que cada vez hace dudar más si esto verdaderamente es un clásico. O mejor dicho, ¨clásico¨ es ganarles.
Mientras los dirigentes siguen en búsqueda del técnico que más encaje en el futuro proyecto, el Ciclón demostró que sigue vivo, y ahora va por el Clausura. Lo cierto, es que dejó en claro quién es el dueño de la paternidad.
