"Desde que empecé a jugar, jamás di una pelota por perdida"

“Simeone es un entrenador obsesionado con el arco rival. Pide goles”, dice.

ANDRES GOMEZ FRANCO | afranco@ole.com.ar



Soñaba, de gurí, allá en Treinta y Tres, esa ciudad de apenas 33.000 habitantes que veían Montevideo a casi 300 kilómetros, Emiliano Alfaro con emular al Loco Abreu, con ganarse el cariño que supo cosechar Matosas, coterráneos y azulgranas como él, "porque en Uruguay siempre se simpatiza por un club argentino aparte del uruguayo". Quizá por eso este hijo de madre bancaria y padre gerente de una empresa de telefonía celular insistió tanto, siempre con su corrección, no a lo Fabbiani, para que la dirigencia del Liverpool izara, finalmente, su sueño añejo. "Yo hice hasta donde pude. Los jugadores podemos ir hasta un cierto punto, después ya no depende de nosotros. Pero es verdad que llamaba todos los días al presidente y al gerente deportivo de Liverpool para convencerlos. Y al final aflojaron", le cuenta a Olé el delantero de 21 años.

-Tardó en resolverse el pase, incluso en algún momento estuvo caído, pero finalmente se dio. ¿Más tranquilo?

-Sí, costó bastante. Fue casi un mes de negociaciones, de muchas idas y vueltas. Resultó complicado. Pasé mucha incertidumbre. Yo quería venir sí o sí a San Lorenzo. Tenía mucha ilusión. Pero por suerte se dio y ahora me siento feliz.

-¿Cómo es eso de que siempre fuiste hincha? Porque suena un poco raro, ¿no?

-Siempre me gustó el entorno, todo lo que rodeaba a San Lorenzo. Bueno, de hecho, Marcelo Tinelli nombra todo el tiempo al club. Y allá se ve mucho ShowMatch. A mí ya me gustaba el equipo, y más por el paso de Abreu, y la manija que le daba Tinelli, con todo ese marketing, terminé fana. Por eso, desde el momento en que me enteré de que habían hecho una oferta por mí, empecé a vivir el pase de una manera especial.

-Y habrás vivido de una manera especial, también, que el propio Simeone te llamara.

-Sí, me llamó un par de veces. Me decía que cuanto antes me incorporara al plantel, mejor iba a ser. Para adaptarme más rápido a su trabajo, y para integrarme al grupo.

-¿Y qué sentiste en el momento en que escuchaste al Cholo del otro lado del tubo?

-Una emoción enorme. El es una persona reconocida a nivel mundial. Para los uruguayos, este tipo de situaciones no son comunes. Así que te podés imaginar...

-Flor de presión te metieron en el club. Después de tanta insistencia van a esperar unos cuantos goles tuyos...

-Pero es linda esa presión. Para mí, tener presión es lo mejor que me puede pasar. Yo lo tomo como un desafío, un compromiso. Por la inversión que hizo San Lorenzo y por la confianza que depositó el técnico en mí. Espero estar a la altura de las expectativas. Y que la pelota pegue en el palo y entre, claro. Voy a necesitar de eso también. Porque a veces pega en el palo y se va afuera y contra eso no podés hacer nada de nada.

-¿Pero sos goleador o más bien un punta con gol?

-A mí me gusta mucho moverme por todo el frente de ataque. En Uruguay fui goleador un par de veces. Y eso se dio por buscar constantemente, por estar saliendo y entrando del área, esperando la chance, insistiendo, sin bajar los brazos. La mayoría de los goles los meto por buscarlas todas. Pero, si tuviera que definirme, no diría que soy un goleador. Soy un delantero que va, va, va... Desde que empecé a jugar, jamás di una pelota por perdida.

-¿De dónde viene la amistad con Pablo Pintos? ¿O es sólo una relación por ser compatriotas?

-Lo conozco de la época de la selección. Habíamos hecho un lindo grupo con Luis Suárez, Cavani... Pablo es una gran persona. Y le estoy muy agradecido porque la verdad es que hizo todo para que me sientiera cómodo desde el primer momento. Incluso, se preocupó por mi situación, me llamó mil veces mientras se negociaba mi pase.

-Se ve que necesitaba compañía.

-Claro, para él también es importante tener a un compañero uruguayo. Ojalá pueda retribuirle todo el apoyo que me viene dando. Por ahora saldo la cuenta aguantándolo en la misma pieza.

-¿Cómo llegaste a la selección juvenil?

-A los 16 años me convocaron. Yo jugaba con la selección de la ciudad. No estaba en ningún club. Y me vio el DT de la selección y me citó. Y a los cinco días me fichó el Liverpool. Todo junto se dio. Ahí me fui a vivir a Montevideo, con mi hermano, que estudiaba profesorado de educación física.

-¿Y vos no querías estudiar?

-Sí, medicina. Me encanta la anatomía, sobre todo. Si me hubiera quedado en Uruguay, habría arrancado con los libros. Pero con esta transferencia a la Argentina se me complica mucho, porque tengo que dedicarme full time si quiero triunfar. Pero me gustaría estudiar. Todo a su tiempo.

-O sea que le prestarás mucha atención al médico cada vez que te lesionás.

-Completamente. Es una buena forma de ir aprendiendo. Además soy curioso: pregunto todo. Y cuando se lesiona un compañero también. Analizo. Y me doy una idea, eh.

-¿Y cómo estás vos físicamente?

-No estoy al 100%. Pero voy buscando la puesta a punto para cuando comience el campeonato. Yo arranqué a trabajar el lunes 4 con Liverpool, pero venía de un parate muy largo, de unos 20 días, porque con el profe de allá habíamos quedado en que, como habíamos tenido un año muy extenso y agotador, con torneo y Sudamericana, era necesario perder bastante la forma física para, así, volver a recuperarla. Vaciar el tanque para llenarlo de cero, ponele. Igual, me cuidé mucho, comí bien, no tuve excesos.

-¿Te sorprendió algo de los entrenamientos del Cholo?

-La dinámica que les da a las prácticas me sorprendió. Corren todos a la par, y eso que se trata de trabajos muy exigentes... Simeone me dejó una impresión muy buena, es un tipo muy humilde. Y me quedó claro que es un entrenador obsesionado con el arco rival. Es muy ofensivo. Y eso a mí me viene muy bien. Cuando hacemos fútbol pide goles constantemente.

Mar del Plata (e. especial).